6 de marzo de 2013

Perpetuo.



Nunca sabemos si realmente estamos solos o no. A veces pensamos que sí, otras que no. Sin embargo hay ciertos factores que te ayudan a ver que jamás estás sola. Dice un gran profesor mío que las mismas cosas “pueden verse un día de negro y otro de blanco”. Y es que lo que hoy te sienta bien, mañana te puede sentar mal. Pero hay muchos días en los que me doy cuenta de que no estoy sola. Todas las mañanas cuando despierto tú estás ahí, te miro y me sonríes. Si yo estoy débil o agobiada tú estás detrás de mí, te miro y me sonríes. Cuando tengo un mal día corro a casa y llorando entro en mi habitación, tú estás dentro, te miro y me sonríes.  Otras veces antes de dormir te cuento cosas, te digo lo mucho que te quiero y tú no hablas únicamente te miro y me sonríes.
Yo haga lo que haga siempre que te miro me sonríes, por eso me gusta mirarte. Hay días que me paso largo tiempo mirando tu sonrisa para ver si se borra, pero nunca lo hace.
Cuando más lo necesito intento tocar tu rostro y cada vez que lo hago una fina lágrima cae y ensucia el cristal de tu marco, entonces cojo tu foto, la dejo en mi cómoda y me voy, porque sé que así cuando vuelva a entrar, tú estarás ahí, te miraré y me sonreirás...
Cuántas veces hemos deseado borrar lo que ha pasado un día, lo que sucedió en un instante, todo lo que cambió en un momento, incluso hasta eliminar un año de nuestras vidas para borrarlo todo y vaciar nuestra memoria. Cuántas veces no deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemplo a la frase "comenzar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían 
como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.
Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos más cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más  hermoso, la sonrisa más esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.
¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades por soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.
En esta pequeña reflexión he dejado marcado tu nombre, tu apenas lo verás y casi nadie lo reconocerá pero sé que me has estado oyendo y ayudando a escribir esto porque cada día de Febrero de cada año se me hace más pesado la cuenta sube pero yo desearía volver a la puerta de tu casa , tu allí esperando a que arrancara el coche y de repente empezar a agitar la mano de derecha a izquierda diciéndome adiós, pero sin darnos cuenta de que ese adiós se convirtió en un adiós para siempre..
Si lo hubieran sabido muchas cosas hubieran cambiado en aquella despedida…
Pero otra cosa de la que tenemos que aprender es que a veces no somos nosotros quienes decidimos, y que quizá las razones para otros no nos sirven a nosotros.
Te quiero y todos los días estás conmigo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi lista de blogs

"Kantamelade pasión que estuve bailando ayer debajo del edredón..."

"Ahí estás tu y yo contigo adentro, cuando más dura es la pena más cargado viene el RON"