15 de septiembre de 2014

Medio limón

Estoy convencida de que todos lo hemos sentido alguna vez. Esa sensación de que el día no ha sido completamente como imaginaste al despertar. Pero claramente, nunca todo sale a nuestro gusto, y más cuando no depende solo de ti.
Pero "esa sensación de ser un aburrido", como dice un grupo ya común en mi lista de reproducción, nunca había hecho tanta mella en mi figura. La verdad, que no es una sensación habitual, y que hay días que necesitas algo más que sentir que ese adjetivo no te describe. Pero el aburrimiento se acaba cuando ves a la persona adecuada. Esa persona que solo con su mirada penetrante y sus ojos color miel te hace volar a paraísos lejanos, dignos de un cuento de niños.
Seguro que sabes lo que es mirar a alguien y saber que piensa lo mismo que tú.
Que el aliento no "es lo único que entra entre vosotros dos", que no hay nada que parar o seguir. Nada que volver a empezar o intentar. Que pasaste página y querías volver a intentar.
Hace meses que aprendo lecciones diarias, y lo mejor,  es que cuando las practicas te das cuenta de la realidad de esas palabras ajenas en un principio,  pero tan tuyas con el paso de las horas.
Hace dos días tenía miedos, pánico a situaciones concretas y creía que existían las cosas imposibles. Esta tarde descubrí que no, justo en el instante en el que me enseñaron que para poder querer a alguien debes quererte a ti antes.
Así que, me queda decir, que cada momento tiene lecciones que debes capturar, porque la vida es un extenso recopilatorio de momentos. E intenta complementarlo con la visita a esa intensa mirada que nadie más podría sentir, esa mirada que ni tú mismo eres capaz de describir en palabras.
Deshazte de miedos e inseguridades y vive la vida despeinada, con la melena al viento e intensamente, "porque los mejores momentos y las mejores cosas despeinan".

26 de mayo de 2014

Verte y no verte.

Estar cerca el uno del otro. Él sabe dónde está y ella donde encontrarle, pero ninguno hace por ir a ver qué tal el día.
Esto está cambiando, si señores, la política sigue igual, nacen las redes sociales, el flirteo a través de aplicaciones, el fútbol evoluciona y las relaciones humanas también lo hacen.
Cada mañana se levanta y piensa en él; piensa en que esa tarde le va a ver; que va a compartir momentos con él pero ella no confía en que él piense lo mismo, que no tenga las mismas ganas de verla que ella. Hay multitud de excusas disponibles para propiciar un encuentro antes de plantarse en su despacho. Él desconoce la idea, los sentimientos e ilusiones que recorren el cuerpo de la fémina cuando dicen su nombre, le ve o simplemente se le cruza por el camino.
Si tuviera valor, le diría que todo son simples papeles repartidos y organizados por un grandísimo director de orquesta, que dice qué, cómo y cuándo debe actuar. Momentos que no surgen de casualidad. Pero a veces se descoloca. Las obligaciones de ella últimamente están cambiando. Tiene solo una cosa clara, el resto de elementos bailotean por su cabeza.
Sin embargo, ve actitudes que le desmontan su hipótesis de partida,- esa que comentaba al principio de qué él no piensa lo mismo de ella-.  Porque decide dar la vuelta, ir a verla y comentarla la jugada de su mañana. No piensan en planes, simplemente se dejó llevar por sus ganas. Ella se sorprende y no le plantea ni de verle de nuevo.
Algo que termina de rematar, son los alagos y constantes elogios por parte de él hacía su persona. Descripciones con las que ella se ve enormemente reflejada, pero que le sorprenden que salgan de su boca.
En definitiva, este batiburrillo de letras, espacios y signos de puntuación, solo dejan reflejar los enfrentamientos propios que tienen vida en su cabeza. Enfrentamientos que dejan pasar de largo las decisiones que por otro lado está convencida que debería tener.

En fin,

sin más dilación,

hasta el próximo post.

placeres de la vida.

Cierro el día de hoy, con algo que he leído y me ha recordado a lo que sentí alguna vez. 


No conoció el encuentro
del hombre y la mujer.
El amoroso vello
no pudo florecer.



Detuvo sus sentidos
negándose a saber
y descendieron diáfanos
ante el amanecer.



Vio turbio su mañana
y se quedó en su ayer.



No quiso ser.

Miguel Hernández.

8 de abril de 2014

Pareceres


Me tumbé en el césped,  cerré los ojos y me vi. Me vi a mí llena de entusiasmo,  de alegría y de frustración.  No sé si es un futuro cercano o lejano, pero se separaba demasiado de mi realidad de hoy.
El sol lucía su mejor cara y se colocó sobre mí.  Me veía rodeada dr gente interesada,  de gente para quién su economía era el valor más importante. Gente que ni sentía ni padecía, gente que vivía usando y dejándose usar. Quienes no conocían el significado de la palabra querer, para quienes realmente lo que te unía y creaba lazos con otro era el interés. En ese momento paré, abrí los ojos y decidí que no quería saber más. No quería volver a verlo. Pensé que realmente si que tengo gente que se preocupa por mí, que me quiere y  de lo cuál también depende mi felicidad.
En ese momento cerré los ojos de nuevo, me dejé llevar por el recuerdo. Me acordé de todas las tardes en el parque, de todas las noches de fiesta en lugares muy diversos y dispersos. Me acordé de las canciones que me acompañan a diario, de sus letras. De los momentos a solas por la calle, en silencio. Los momentos tumbada en mi cama recapacitando e intentando buscar el por qué de lo bueno o malo que había sucedido. 
Me volví a despertar, esta vez, como he dicho antes, fue culpa de un factor externo, no culpa mía. Me hubiera quedado pensando y soñando con aquello 2,3,4,5,6... horas más. Fue mi momento cumbre del día. Me despertó, o mejor dicho desveló, el cantar de los pájaros y la brisa que acariciaba mi cara. Después viajé a mí infancia, adolescencia etc. pero sobre eso no quiero volver a escribir. Debo dejar el pasado. Intento resolver los crucigramas que me rodean. El por qué me siento culpable de ciertas cosas. El por qué de ese peso en el pecho que siento día tras día, desde el momento en el que te conocí. Esas mariposas que crecieron y escaparon sacando lo peor de mí. El por qué de la careta que me planto cada despertar y que se intensifica cuando me miras o te acercas, cuando te veo, te noto o incluso cuando me escondo para no cruzar miradas y ni si quiera pisar donde lo haces tú. Esto lo estaba pensando, reflexionando sin cerrar los ojos. No era fruto de la imaginación o el deseo. Me dediqué a pensar en positivo. A darme cuenta de otra puerta que se abría ante mí. Puerta que no debía cerrar sin antes atravesar su marco. Puerta que nos relacionaba a los tres. Que al principio era el pilar y causante principal de mi malestar, pero que después, me di cuenta que solo son consecuencias de un error. El error de elegir la peor de las opciones. De elegir una que me llamó la atención pero que no analicé, en ese caso la otra hubiera sido siempre mejor. El problema lo tengo ahora, cuando creo que aquel fallo, puede provocar un fallo peor días más tarde, ahora. 
Soy una cotolenga más, con varios horizontes abiertos, varios caminos que quiero poder recorrer, sin indicio de por cual empezar. 
El arrebato de coger "el toro por los cuernos" y querer cambiar mi perspectiva, deriva de todo lo que he vivido en tan poco tiempo. 
De todos he aprendido, de todos he sacado conclusiones, pero lo que tengo claro es que voy a tomar las riendas de mi vida, otra vez; voy a cruzar esa puerta, o por lo menos a intentarlo, pero no quiero escuchar los lamentos después, ni los tuyos, ni los míos. 
Voy a volver a ser esa pequeña risueña que alegraba los días a quienes más la importaban y en cuyo corazón era muy difícil penetrar, o simplemente entrar. Era una puerta cerrada, cuya llave ya ni siquiera sabía donde estaba. 

No hablar, escuchar. 

escondida



Escondida en la luz de la noche me senté a pensar en todo. La penumbra era mi mejor compañera. Mis ojos ardían de rabia, dolor, cariño, ilusión y desilusión. Sentimientos enfrentados como tantas otras muchas veces. Miro por la ventana y no sé donde acaba el espacio. Las luces de la ciudad parecen que limitan pero la oscuridad le gana el resto del espacio.
Muchas veces nos preguntamos ¿qué es lo que hacemos mal? Los pensamientos cuando no queremos son más puros e inmensamente grandes que cuando lo haces a conciencia. Quieres cambiar algo y lo intentas, mejor dicho, lo haces.
Hay gente a quien no le importa hasta donde tengan que llegar, gente que lucha por lo que quiere, gente para quien realmente “querer es poder”. Gente que tiene sueños, gente que sueña de verdad, gente que quiere ayudar a los demás, que quiere creer que el mundo puede y debe cambiar. Para quienes las críticas ajenas no suponen ni el uno por ciento de los aceleradores que le mueven.
Ser o no oportuna, ser o no real… depende de ti, pero además te influye a ti. El miedo a fracasar frena más de lo que algunas personas se imaginan. Pero el estar sometido a ese maldito miedo y a los pensamientos que te persiguen y que te hacen pensar que no has intentado luchar por tus sueños, son más amplios y fuertes.
Sin embargo, el miedo a decir las cosas no frena. Gente que no sabe que decir y lo escribe. Gente con miedo a desnudar su alma. Desnúdate. Cambia el plan. Basta ya de caretas de sonrisas cuando estás triste, de ser el alma de la fiesta y autocastigarte, de que parezca que no tengas días malos y solo quieras disimular. Pero que al llegar a casa todo era una dura imagen. Una realidad tapada. Una imagen de felicidad para evitar conversaciones, para evitar que te pregunten, para evitar, sobre todo, tener que dar explicaciones. Autodefensas. Seamos lo suficientemente realistas y sepamos afrontar hasta el peor de los momentos.
Lunes 7 de abril, bienvenida nueva perspectiva.

16 de marzo de 2014

De fracasos está llena la vida. De gente que te dice lo que quieres oír. De gente para quiénes las complicaciones son piedras en el camino y no motivos por seguir. A quiénes les resulta imposible que alguien les lleve la contraria. Que no haya nadie que no haya pisado esta tierra para bailar a su favor. Personas que hacen y deshacen a su antojo. Qué ellos son el sur, este y oeste; y los demás hemos perdido el norte. Para quienes levantarse significa lo contrario a vivir. Qué actúan pensando en el de al lado, pero no por ayudarle, si no porque les persigue el qué dirán. Para quienes los momentos incómodos son los que hay que evitar. Y no se dan cuenta de que esos momentos dan las mejores miradas. Las mejores sonrisas. Qué si tú lo quieres yo te lo quito y si yo lo quiero te joderé. Los que creo que ya no saben ni dar las gracias, pedir perdón o pasar desapercibidos. Los que pierden por gilipolleces la esencia de lo que significa la vida. A quienes las comparaciones les parecen el motor de su actos. Quienes quieren una vez al año porque no hace daño y sin conocer el por qué, o el quién de su sentimiento. Para mí la vida es un chupito que me tomo día a día. Luchas, te caes, te levantas y mantienes el equilibrio. Ellos se levantan cada día sin nada por lo que hacerlo, si no por inercia. Olvidándose de todos los anteriores días y viviendo siempre igual. Lo que me alegra, es que mientras unos miran la vida por la ventana otros la vivimos como si no hubiera mañana. Como si cada día fuera un nuevo día que disfrutar y que compartir contigo, con él y con el de más allá. 
Sábado loco a la puerta del edén, "vi morir mi sueño vi como resucitaba, vi los ojos de la envidia mi canciones vi palabras...¿si hoy se acaba el mundo que vas a llevarte?"


12 de marzo de 2014

dos días.

Estás sentada y la cabeza te da vueltas, muchas vueltas. Lleva varios días así. Te das cuenta de que necesitas ese cambio en tu vida que tanto deseabas, pero que nunca sabías cuando iba a llegar. Quizá no haya mejor momento. La gente corriente, la de tu día a día comienza a tener mayor eco en ti. Una mayor repercusión. Quieres eso. No. Sí. Quizá. Estás dubitativa, sueñas de pie, tumbada, despierta, dormida... cierras capítulos en tu vida y le intentas decir a tus amigos que lo hagan. Pero luego lo piensas y miras de nuevo atrás. Quieres y no puedes. Vale, querer es poder, ¿pero cómo se sabe realmente que se quiere? Cuando entramos al colegio, el instituto, la universidad se abre un nuevo capítulo en tu cerebro. Cuando empiezas a crear ese sentimiento se abre un cajón en tu corazón. Y cuando ya ha llegado ahí, comienza otro nuevo proceso. Ni peor. Ni mejor. En el corazón no cabe todo. Cuando llega algo nuevo se tiene que eliminar algo anterior. Al principio es fácil, porque un sentimiento más grande elimina uno menor. El conflicto aparece cuando uno del pasado es más grande que otro del presente. En ese caso, ya está. Borra el viejo, renuévate, y vive el día a día de la mano de ese nuevo sentimiento.
Igual que el tiempo pasa, la primavera pasa, las amistades pasan, y los sentimientos… también lo hacen.
Dije anteriormente que no debemos mirar atrás, sino pensar en el presente. Soy fiel defensora de la felicidad. De qué debe ser nuestro objetivo en la vida y bla bla bla… pero también te estancas. También lloras. Y también sufres. Parece que vestirte de la cabeza a los pies, y comenzar vistiendo tu cara con una sonrisa te hace inmune al dolor. No es mentira, pero tampoco es verdad. Es cosa de prioridades. En un primer momento tu sonrisa es más importante por el sentimiento que genera. Pero luego, también hay momentos en los que el malestar supera a la felicidad. Una buena amiga me dice que cuando pasa un día entero llorando el siguiente solo disfruta y sonríe, no puede estar dos días así.
Lo mismo debemos hacer. Ningún día tiene que ser igual que el anterior. No entrar en la monotonía y sí romper las reglas.
Con frustración y con un sentimiento de fracaso también se puede vivir un día. Pero no lo hagas dos ni tres; porque entonces la rutina comienza a apoderarse de tu vida. Hay una luna al día, ¿quieres ver las estrellas? Deja lo malo, da paso a lo bueno. Saca instantes maravillosos de las 24 horas del lunes, del martes, del miércoles, del jueves… haz lo que te dé la gana, que no irrumpan en ti y no lo hagas tú en la vida de los demás.

“disfruta que la vida son dos días y vamos por el segundo… dibuja una sonrisa para el mundo…”


9 de marzo de 2014

Un abrazo.

Despertarse una mañana, habiendo sumergido la mente en sueños del ayer y del pasado. Te despiertas con ganas de abrazar al mundo, de gritar lo que sientes, de dar lo mejor al que está a tu lado. Ganas de empezar. Acabar. Dejar los problemas atrás. Pero que amplia es esa palabra. Eso de decir “atrás dejo esto, atrás lo otro…” santas pelotas. Si miras atrás al pasado, donde no debes dar la vuelta, donde no debes mirar, te vas a encontrar lo que llevas tiempo queriendo olvidar. No entiendo para que vas a mirar atrás pudiendo estar siempre con la mirada hacia delante. Si en realidad sabes que te hace daño. Eso que no forma parte de mis sueños de esta noche, si no que te acompaña en las noches de insomnio con los ojos como platos.
Debemos acelerar el paso, pero no para buscar nada, sino para vivir la vida que nos han regalado. Es la vida que te ha tocado, por ello, no debes decir que es mala o buena. Igual que no debes juzgar a la gente, no juzgues la vida. Porque estás aquí para vivirla, no para criticarla. Cada uno recoge lo que siembra, así que empieza a sembrar y tendrás frutos gracias a tu bien hacer, a tu experiencia, y a la gente que consigas en el camino.
Hoy, gracias a pensar en esto, me he dado cuenta de que si queremos pronto llegará algo bueno, pero si no lo quieres seguirás sin altercados positivos o negativos en tu vida. Pensar en que algo bueno va a llegar dibuja una sonrisa en mi cara. Ese debe ser tu pensamiento, el mío, el suyo y el de aquel, cada mañana. Es más me atrevo a decir, que si consigues encontrar un mínimo motivo, hasta en los días más grises para sonreír, no hagas el idiota y dedícate a ello. Es lo único que sabes que seguro saldrá bien ese día. Porqué si pones de tu parte, y predispones una sonrisa todo lo malo que te pase lo verás de otra manera.
“Renovarse o morir”. Esa es la idea. Si no puedes con esto, haz aquello. Si quieres ser grande trabaja… todo esto son frases que ayudan a superar el día a día. La rutina que te hunde las mañanas, tardes y noches. Pero renovarse es lo mejor. Si un día no tienes con qué sonreír, recuerda por lo que reíste ayer y vuelve a usarlo como guía. Así renovando pensamientos cambiaras la vida y tu pensamiento.
Esto de volver a la vida del blog me vuelve a sacar la sonrisa. Ves me renuevo con lo de ayer…
Hay que ser valiente. “No digo lo que digo, hago lo que no hago, al revés porque ser valiente no es sólo cuestión de suerte…”



“NO HAY NADIE EN EL MUNDO QUE EN UN DETERMINADO MOMENTO NO NECESITE UN ABRAZO. TODOS HEMOS SENTIDO ESA NECESIDAD, DARLO NO CUESTA NADA Y EL QUE LO RECIBE SE SIENTE LLENO DE FELICIDAD POR TAN BELLO GESTO”. SHOSHAN


8 de marzo de 2014

Cualquier otra parte

Sentirte de una forma que no querías imaginar. Esperar el momento, la decisión, la sonrisa, la alegría, el resplandor. Mirar al otro lado y pensar que “va a pasar”, que no vas a tener que girar al otro, que vas a encontrar lo que buscabas. Perder el tiempo con cosas que no te importan absolutamente nada. Pero hacerlo solo por el que está a tu lado. Intentas una y otra vez que todo acabe, que mire también por los demás y no siempre salga a flote gracias a ti. Una persona hundida es una persona infeliz. Siempre decimos que el ser humano debe buscar un único objetivo en la vida, SER FELIZ, pero una persona me ha hecho ver que no es del todo cierto. Una persona debe estar en la vida para ser feliz y “hacer feliz a los que están a su lado”. Un grupo de cuatro es feliz si los cuatro son felices, una piña. Es muy difícil que los cuatro sean felices si ven al de al lado cabizbajo. Pero en realidad, son solo palabras, porque cuando te pones a pensarlo de verdad, ves que hay una “pequeña burbuja” que ayuda a que esas personas sean felices sin saber qué le pasa al de al lado, y sin mirar por su felicidad.
A lo largo de la vida, nos vamos a encontrar con gente que tiene esa “pequeña burbuja” más grande que el aura del bien, esa cosa se llama egoísmo. Es algo nuevo para muchos, pero demasiado extendido para otros. Y el motivo de la infelicidad de gran número de personas. Cuando en un grupo de cuatro, dos van a su bola y dos a la de los demás las cosas no funcionan. El problema, es que el egoísmo se apodera de la vida de tantas y tantas personas que limitan su vida al mal. Creo que os puede sonar a chino, que parece un fenómeno paranormal, pero que si alguien consigue ver más allá de esta cantidad de letras, se dará cuenta de que lo que digo no es ninguna tontería. Todos podemos mirar al de al lado, pero no todos lo hacen. Pero como siempre, una vez descubierto, ya sabéis lo que tenéis que hacer. Si no consigues algo por las buenas, no lo hagas por las malas, déjalo y ya volverá.

Feliz día de la mujer, día que debería haber por lo menos una vez al mes!, y día que me apetece celebrar mucho mucho, porque soy afortunada.

Feliz Sábado y vuelta a la rutina. 


Os dejo con la canción que desde ayer, es mi melodía de día. <3 "ver que ya no crees en la gente que tomas pastillas rojas..."

Mi lista de blogs

"Kantamelade pasión que estuve bailando ayer debajo del edredón..."

"Ahí estás tu y yo contigo adentro, cuando más dura es la pena más cargado viene el RON"