15 de mayo de 2013

Los mejores.


                          Este curso he tenido la oportunidad de formar parte del grupo de voluntarios de “Horizontes abiertos” en su labor con los niños de la cárcel. Son niños de 1 a 3 años, que están obligados a permanecer con sus padres durante su condena. El fin de esta Asociación es que estos niños disfruten de la calle y de su infancia y vean las mismas cosas que los demás niños, dado que dentro de la cárcel no pueden disponer de la misma libertad. Mi labor ha consistido en estar con ellos desde las 11 de la mañana hasta las 17:00 de la tarde en un colegio. Darles de comer, cambiarles los pañales y jugar con ellos en el patio o en la sala de juegos. Además de disfrutar con ellos y ellos conmigo.


                       Durante estos meses en los que he formado parte de la Asociación como voluntaria he puesto en juego muchos valores, pero además he aprendido muchos otros. He visto la falta de justicia que sufren los niños al tener que pagar con la culpa de los hechos de sus padres. He sido responsable con mi trabajo para lograr durante esos días la felicidad de los pequeños. Además he sido testigo de la enorme generosidad y participación de estas personas que dan todo por los niños sin obtener remuneración. Pero creo que esta solidaridad por parte de los voluntarios tiene una recompensa enorme, y es ver la sonrisa que se dibuja cada vez que salen con ellos, en la cara de los niños. He intentado crear un cierto vínculo de amistad, no solo con los integrantes de la actividad si no con los protagonistas, los niños. No una amistad como todo el mundo la entiende si no intentando entregarme cada día con la causa, llevando a mis amigas a ver una realidad tan dura como esta, tratando con respeto a todas las personas del grupo (mayores y niños) y comportándome de una forma amable y cordial con todos ellos. Hace unos meses cuando mi aventura iba a empezar juré fidelidad, prometí dar lo mejor de mí misma en estas actividades y creo que lo he logrado. He cumplido con mi trabajo y dicen que “cumplir una promesa crea un vínculo entre el que promete y el destinatario de la promesa”, esto debería valorarlo mi coordinadora, Araceli, a quién más que a nadie le doy las gracias por la confianza depositada en mi persona. No sólo depende de la nota que me ponga, si no de su opinión sobre mis actos que para mí es más importante que la calificación. Deseaba dar lo mejor de mí para que entendiera que no solo quería aprobar esta parte de la asignatura si no que realmente estaba entregada al 100% con una causa que me parece maravillosa. Pero además he conseguido disfrutar de una paz interior realmente abrumadora al realizar correctamente mi trabajo. Finalmente destacar la valentía que hay que tener para afrontar con una sonrisa esta actividad. He respetado a todos y cada uno de los integrantes, los que ayudan y los que son ayudados y quiero por ello agradecer esta maravillosa oportunidad y toda la confianza depositada en mí durante estos 8 meses. Quiero dejar constancia de que mi camino en esta labor no ha terminado, aunque sí lo haya hecho mi periodo de prácticas.
                Creo que en la reflexión anterior dejo constancia de esto. Pero quiero decir, que lo que más me ha aportado en la inocencia de los niños. Ellos no son conscientes de lo que están viviendo porque para ellos es algo normal, una realidad con la que siempre han vivido. Pero verlo desde fuera es algo que te hace pensar y reflexionar. He tenido millones de palabras para estos niños, millones de halagos para los que siempre he considerado “mis niños” y para los que incluso he publicado alguna cosa. Creo que la acción de los voluntarios es de reconocimiento. Son personas que te enseñan que la vida no es siempre un camino de rosas, pero que siempre hay alguien peor. Por ello aunque ninguno sea perfecto intentan perfeccionar la vida de seres tan pequeños que aportan mucho a sus vidas. Creo que es una actividad que da mucho a todo aquel que participa. Ya lo he dicho antes, para mí una de las mayores alegrías es que me den una sonrisa los niños. Irme a casa sabiendo que les he ayudado y sabiendo que alguno de ellos ha llorado porque nos íbamos, incluso el que nos llamen “mamás”, es algo que nadie me podrá arrebatar jamás. Finalmente decir que me ha aportado mucha mucha alegría incluso en los días más tristes y que aunque pensara que las prácticas iban a ser algo solo de nota, he sabido entender que todo lo que he vivido y quiero vivir en esta Asociación vale más que una simple calificación. Por ello, me ha aportado el valorar más a las personas y menos los fines con los que se hacen las cosas.

Si tuviera que cambiar algo sería que los
niños tuvieran otra vida, y pudieran vivir fuera de las rejas, una vida como los demás niños. Lo más duro es ver que niños tan pequeños solo tienen infancia en cierto modo, porque esta Asociación y sus componentes se la proporcionan.

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